Salvador
García Llanos
El
pleno del Ayuntamiento del Puerto de la Cruz tendrá que decidir próximamente -¿o lo hará la Junta de Gobierno
a la vista de ciertos vacíos procedimentales?- sobre la rescisión del contrato
de concesión administrativa de servicios en el complejo turístico 'Costa
Martiánez' (el Lago, para entendernos), firmado en su día con los titulares de
dos denominaciones sociales distintas, “Álamo y Lemus Asociados S.L.” y “Ocio
Costa Martiánez S.L.”. En entradas anteriores nos hemos ocupado de la incierta
situación que sufre el complejo, sin que hasta el momento el gobierno local
haya fijado su posición. Y seguimos a la espera de saber si aquel Plan Integral
que, teóricamente, debía significar un avance para esclarecer la suerte y la
gestión del complejo, está en fase de redacción o, como tantas otras cosas,
duerme el sueño del inmovilismo.
Lo
cierto es que del expediente administrativo se desprenden algunos hechos que
ciernen sombras y dudas. ¿Qué pasará en el Lago? ¿Por qué se ha llegado hasta
aquí? ¿Cómo no ha sido posible atajar los incumplimientos del pago del cánon
establecido en el pliego de condiciones y en el contrato suscrito? Veamos:
La
cláusula 6ª del pliego de cláusulas administrativas que rige esta concesión,
regula el canon mínimo a abonar por el concesionario, y cuya mejora constituía
precisamente un criterio objetivo para la adjudicación del contrato, en
relación con la cláusula 12ª, apartado 3º, que establece las obligaciones del
concesionario, en las que se señala que "si no hubiere optado por el pago
único anticipado (del canon), el concesionario satisfará el canon anual, en el
que haya sido adjudicada la concesión, en mensualidades pagaderas dentro de los
cinco días de cada mes, que se harán efectivas en la Tesorería municipal".
El
contrato de gestión de servicios públicos (modalidad de concesión
administrativa) de los conceptuados como de restauración del complejo turístico
municipal 'Costa Martiánez' fue adjudicado y celebrado con la empresa ya
mencionada por un precio de un millón doscientos noventa y seis mil euros, por
los seis primeros años de contrato, a razón de 216.000,00 euros/anuales. Dicha
adjudicación se realizó con sujeción estricta a los pliegos de cláusulas
administrativas y de prescripciones técnicas, formando parte inseparable del
contrato.
Conviene
tener presente lo dispuesto por la estipulación tercera del contrato
concesional, formalizado en documento administrativo con fecha 31 de julio de
2012, el cual señala que "el precio de adjudicación de este contrato es de
un millón doscientos noventa y seis euros. El canon será abonado
anticipadamente de forma fraccionada en cuatro trimestres del año, que
coincidirán con los meses de enero, abril, julio y octubre de cada año, y que
se ingresarán en la caja de la corporación, a partir de la vigencia del
contrato, dentro de los cinco primeros días de cada trimestre.
En
virtud de lo expuesto, es consecuente que en el informe de la secretaría
general obrante en el citado expediente, el incumplimiento por el concesionario
de su obligación de pago del canon en los plazos fijados, constituye un
incumplimiento de sus obligaciones contractuales esenciales que da lugar al
inicio de procedimiento para la resolución del contrato. Que se sepa, la
empresa no ha abonado ninguna cantidad en concepto de canon desde 2013, 2014 y
2015, pese a las incidencias habidas en algunas unidades de explotación o la
paralización de la acción de cobro que en nada amparan esa reiterada falta de
abono del canon pactado. Tres años, tres. ¿Quién o quiénes son responsables de
las consecuencias?
Lástima de aquella oportunidad pérdida en el
mandato anterior, cuando fue solicitada y no aprobada una comisión
investigadora del estado de las concesiones administrativas. De haber
funcionado, hubiera detectado este problema, habría ganado tiempo para la
adopción de alternativas, actuaría -se supone- con más transparencia y habría
evitado la acumulación de pérdidas para el debilitado erario municipal. El
próximo lunes, los órganos del Ayuntamiento tendrán ahora que decidir pero el horizonte
seguirá igual de oscuro y preocupante. La joya de la corona se sigue